Las grandes empresas alimentarias empiezan a desmarcarse del bisfenol A

Las grandes empresas alimentarias empiezan a desmarcarse del bisfenol A

Los componentes sustitutivos pueden tener efectos en la salud no probados
25 Octubre 2015

El bisfenol A, el polémico compuesto utilizado para fabricar, entre otras cosas, los plásticos de envases, recipientes o latas de comida, comienza a desaparecer de las marcas de grandes empresas de la alimentación. La comunidad científica ha llevado a cabo numerosos estudios con animales que han relacionado la exposición al bisfenol A con enfermedades como el cáncer de próstata. A pesar de ello, la falta de estudios epidemiológicos que sean concluyentes hasta la fecha, por la magnitud de la muestra necesaria para que sean irrefutables, genera controversia respecto al uso de este compuesto.

En Estados Unidos, el gigante empresarial ConAgra anunciaba este verano que los envases de todos sus productos hechos en EEUU o Canadá van a empezar a estar exentos de bisfenol A. Nestlé, Heinz y General Mills son otros de los fabricantes que abogan por de dejar de usar este compuesto químico considerado como disruptor endocrino.

Mientras que en España, y según un estudio elaborado por la Fundación Vivo Sano, se percibe un interés por las compañías en eliminar total o parcialmente el bisfenol A en los envases de comida. Pese a ello, se aprecia reticencia por parte de las compañías, cuando se trata de hacer público los compuestos utilizados ya sea bisfenol A u otros sustitutivos.

Desde el prisma de la legalidad del compuesto, la Unión Europea prohibió la presencia del bisfenol en los biberones infantiles , aunque en enero de este mismo año, la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA por sus siglas en inglés), aseguró que no existe riesgo para la salud de los consumidores. La EFSA se basa en que "no hay evidencia suficiente de que sea un compuesto tóxico". Sin embargo, en Francia, su uso no está permitido si está destinado a plásticos que sirvan para estar en contacto con los alimentos. En Estados Unidos, más de 20 estados han introducido en su legislación la restricción del uso del bisfenol A y en Canadá es considerado como una sustancia tóxica.

La legalidad y la seguridad de los consumidores comienza a dar giros en la actuación de numerosas empresas que evitan el compuesto o estudian dar ese paso. Dentro de la industria norteamericana, el grupo ConAgra que aglutina varias marcas de productos de alimentación, ha anunciado recientemente que reemplazará el compuesto cuestionado por poliéster o materiales acrílicos. En la empresa "tienen en cuenta el interés del consumidor por la eliminación del bisfenol en los envases" a lo que añaden "estar encantados de poder responder a ese deseo y ofrecer alimentos en los que los consumidores puedan confiar".

En la misma línea trabaja la multinacional Nestlé US, que espera ofrecer productos libres de bisfenol dentro de tres años. Así como General Mills, ya ha abandonado este compuesto en su latas de tomate de la marca Muir Glen. La conocida etiqueta de sopas estadounidenses, Campbell también se posiciona contraria al uso del bisfenol A, ya que han realizado numerosas pruebas para buscar alternativas al compuesto.

Para ahondar en el panorama nacional podemos guiarnos por el resultado del informe elaborado por la Fundación Vivo Sano, cuyo objetivo es el de radiografiar la postura de las empresas alimentarias en España con el uso del bisfenol A. En la elaboración del estudio contactaron con 101 firmas, de las cuales sólo contestaron 28, lo que según los autores demuestra que "la opacidad sigue dominando entre una buena parte de la industria". A pesar de ello, y teniendo en cuenta la respuesta de las empresas, más de un 60% han comenzado a sustituir el bisfenol A o bien está en proceso. Aún así algunas afirman confiar en la "seguridad" del bisfenol A amparándose en los dictámenes de la EFSA.

Si bien es cierto que puede ser beneficioso el hecho de que las grandes compañías de la alimentación empiecen a alejarse del bisfenol A, los expertos en seguridad alimentaria muestran su preocupación al detectar que los productos sustitutivos pueden ser sustancias químicas cuyos efectos sobre la salud no son probados. En un mundo en el que "vivimos rodeados de plásticos", según Casas conviene cuestionarse "si esto es necesario" y que "los consumidores digan 'no' al bisfenol A y a cualquier producto que no podamos demostrar que sea inocuo".

Fuente: El Mundo

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