UNA LLAMADA A CAMBIO DE UNA VIDA
UNA LLAMADA A CAMBIO DE UNA VIDA
Me llamo Teresa, y soy la madre de Jordi
Hace once años, el día 15 de septiembre de 1994 alguien decidió contestar una llamada, a cambio de la vida de mi hijo. Era un día normal, pero ese día todos estábamos especialmente contentos porque mi hijo pequeño cumplía 17 años. Jordi era como cualquier adolescente: le gustaba mucho hacer deporte (jugaba a hockey en el equipo de mi ciudad), le encantaba la cocina (había empezado a cursar los estudios correspondientes de hostelería para llegar a ser un gran chef), estaba lleno de vitalidad, entraba y salía cien veces al día de casa, con las energías que cualquier joven de esa edad tiene. Y Jordi tenía muchísimos amigos.
Aquel día yo me encontraba en el centro comercial, acabando de arreglar los últimos preparativos para que fuese todo perfecto. Ya tenía el pastel metido en la nevera, así que solo quedaba comprar las velas. "Diecisiete velas ya... dios mío... y parece que fue ayer cuando lo tenía en brazos recién nacido...."
Los amigos de Jordi le habían regalado un viaje de fin de semana a Londres, para que se fuese con su novia. "Su novia...., si para mí seguía siendo mi niño !"
Mi hijo se había reunido con todos los amigos en un garaje, como cada día. Era el lugar donde todos se encontraban, hablaban, y disfrutaban de su amistad. Los amigos le pidieron a Jordi que se fuese a casa para hacerse la bolsa de viaje, pues al día siguiente no tendría tiempo de hacerla, ya que el avión salía de madrugada. Era la excusa perfecta para que Jordi se fuese a casa y ellos pudiesen acabar de montar la fiesta sorpresa que le estaban preparado.
Jordi, a regañadientes se subió a su ciclomotor y le pidió a uno de sus amigos que cogiese el suyo y lo siguiese hasta su casa para ayudarle a preparar la maleta. Y así lo hicieron.
Fue entonces cuando a 200 metros de mi casa, en una glorieta ocurrió todo. Jordi cedió la prioridad a quien correspondía y entró en la glorieta. Por su derecha, se incorporó un camión de gran tonelaje, cuyo conductor iba hablando por el móvil, sin percatarse que Jordi ya estaba dentro de la intersección y lo mató.
Allí, en aquella glorieta, aquella tarde murieron también con Jordi sus ganas de vivir, su ilusión, sus ambiciones y parte de cada uno de los que lo querían.
Eran alrededor de las 19:00 de la tarde cuando mi hijo mayor me llamó. Su voz estaba quebrada....y tan solo pudo articular dos frases:
- Mamá..... dónde estás ?
- En el centro comercial.... Mario... qué pasa?
- Ven rápido para casa... ya tardas
La sensación que sentí en ese momento es indescriptible. Sabía por el tono de voz de mi hijo que había ocurrido algo muy grave.... y no sé muy bien si fue por el instinto de madre, sabía que se trataba de Jordi.
Las escenas que posteriormente se sucedieron siguen borrosas en mi mente. Solo recuerdo el dolor persistente en mi pecho, como si acabasen de arrancarme el corazón. Me sentía morir en vida...
Nuestras vidas han cambiado desde aquel día. En mi casa ya no reina la alegría como antaño, ya nadie se deja la puerta abierta al llegar a casa. En determinadas fechas quisiera estar muerta, quisiera poder esconderme bajo un caparazón y esperar a que todo pasara.... Navidad.... familias reunidas, reencuentros, felicidad... una felicidad que yo ya jamás tendré porque la silla de Jordi sigue estando vacía cuando todos nos sentamos en la mesa.
El tiempo todo lo cura...... que frase tan elocuente y qué poco tiene de real...... El tiempo no cura nada; simplemente te acostumbras a vivir con el dolor, ese dolor insoportable cada vez que ves a uno de los amigos de Jordi, tan mayores ya.... algunos se han casado... otros han tenido hijos.... yo siempre seguiré teniendo a un niño de 17 años, porque no le dieron la oportunidad de crecer; esa mezcla de dolor y consuelo cada vez que voy al cementerio y veo las cartas que aun a día de hoy siguen dejándole los amigos, pidiéndole ayuda, explicándole cómo se lo han pasado en las vacaciones, felicitando a Jordi en cada aniversario.... como si aun estuviese presente en la vida de todos y cada uno de ellos.
Y nosotros.... mi familia.... los que hemos quedado mutilados por su pérdida....seguimos sufriendo cada día por su ausencia.
Y yo, como madre tan solo le haría una pregunta si tuviese delante a aquel conductor que sesgó la vida de Jordi:
TAN IMPORTANTE ERA AQUELLA LLAMADA QUE LE COSTÓ LA VIDA A MI HIJO ?