El mal uso de las nuevas tecnologías favorece el desarrollo de la adicción al trabajo

El mal uso de las nuevas tecnologías favorece el desarrollo de la adicción al trabajo

Francia es el primer país en reconocer por ley el derecho a la desconexión de sus trabajadores
9 Octubre 2017

La adicción al trabajo es uno de los riesgos psicosociales más relevantes vinculados a la actividad laboral y profesional.  Conocidos mundialmente por su denominación en inglés, los workaholics son adictos que gozan de buena prensa. No es lo habitual en las personas que padecen adicciones. El alcholismo, la ludopatía, la drogadicción, por citar tres casos representativos, generan rechazo social. Sin embargo, de entrada, no sucede los mismo con la adicción al trabajo y esa es una de las principales lacras para superarla. Se estima que un 20% de la población mundial padece este problema y las nuevas tecnologías favorecen este fenómeno al proporcionar herramientas que favorecen la conexión permanente.

De entrada, ser trabajador es una virtud que goza de una gran aceptación social. No obstante, como sucede con algunas adicciones, la situación se vuelve peligrosa cuando se comenten excesos. Los workalholics anteponen el trabajo a cualquiera del resto de sus relaciones con familiares, amigos y compañeros. Esta situación, además de representar un problema evidente para la felicidad y el bienestar de las personas que lo padecen, también resulta pernicioso para las empresas en las que trabajan. Sobre todo para el ambiente laboral, ya que el deseo de los adictos al trabajo de acaparar tareas y responsabilidades estresa las relaciones con el resto de la plantilla y el conjunto de la organización para la que trabajan.

Los orígenes de la adicción al trabajo son diversos, aunque una rama de investigación señala a que se trata de una vía de huida frente a problemas personales. Sobre las consecuencias, sin embargo, el consenso es más amplio. Este tipo de adicción, además de las afectaciones sentimentales, sociales y laborales, desencadena también en problemas de salud. Más concretamente, muchos workalcolics desarrollan enfermedades cardiovasculares, pero también problemas musculares, gástricos y ansiedad.

Como sucede en la mayoría de las adicciones, difícilmente son reconocidas e identificadas por las personas que las sufren. Son las personas de su entorno más inmediato las que pueden identificarlo. No solo consiste en dedicar muchas horas al trabajo, sino en la relación que esas personas establecen con el trabajo. La incapacidad para desconectar del trabajo. Es en ese sentido, que muchos investigadores en riesgos psicosociales llaman la atención sobre el efecto negativo que las nuevas tecnologías mal utilizadas pueden tener en este tipo de adicción. El teléfono móvil, las redes sociales y aplicaciones como whatsapp facilitan la conexión permanente con el trabajo.

Francia ha tomado la delantera a la hora de prevenir este riesgo. Desde el pasado 1 de enero, está en vigor la Ley 2016-1088, conocida también como Ley del Trabajo o Ley El Khomi, en la que se reconoce el Derecho a la desconexión. De este modo, los trabajadores están protegidos legalmente ante cualquier tipo de presión para no atender las llamadas al móvil, ni a los mensajes vía correo electrónico o whatsapp fuera de su jornada laboral.

Algunas multinacionales francesas, como la aseguradoras AXA está trasladando ese reconocimiento en la firma de los nuevos convenios laborales. Otras empresas, incluso algunas tecnológicas como Google, estimulan a sus empleados y directivos a que desconecten del trabajo una vez concluyen su horario de trabajo.

No obstante, no podemos decir que esta sea una tendencia muy extendida. El pasado mes de septiembre, Melisa Gates, esposa del fundador de Microsoft,  Bill Gates, y una de las mujeres más ricas del mundo conocida por su labor filantrópica, llamó la atención sobre el papel perjudicial que la cultura wokalholic para las mujeres. Gates aseguró que “estamos enviando a nuestras hijas a un lugar de trabajo diseñado para nuestros padres”. Melisa Gates asegura que el modelo laboral norteamericano se basa en la suposición que los empleados tenían parejas que se quedarían en casa para cuidar de la familia. “La tecnología ha hecho más difícil alejarnos de nuestros trabajos y más fácil preguntarse si una noche o un fin de semana largo está dañando nuestras carreras”, reflexionó Gates.

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